Estructuras de Caracter - Bioenergetica
- Alejandro Nakache
- Apr 10, 2021
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«Estructura de carácter» es la expresión que muchos psicoterapeutas corporales utilizan para describir determinados tipos físicos y psicológicos. Tras realizar amplias observaciones y estudios, Wilhelm Reich llegó a la conclusión de que podía encajar en cinco categorías principales a la mayoría de las personas a las que trataba. Comprobó que personas con experiencias infantiles y relaciones paternas filiales similares tenían cuerpos que también lo eran. Asimismo, comprobó que las personas con cuerpos similares tenían una dinámica psicológica básica semejante, y que dicha dinámica no sólo dependía de los tipos de relaciones paterno filiales, sino también de la edad en que el niño tuviera una experiencia vital traumática que le impulsara a bloquear sus sentimientos y, por tanto, el flujo energético, iniciando así el desarrollo de un sistema de defensa que llega a hacerse habitual. En el seno materno bloqueará o se defenderá contra una experiencia traumática de forma muy distinta a como lo hará con un trauma experimentado en la fase oral del crecimiento, o en el período de latencia. Esto es natural, ya que el individuo y su campo son muy distintos en las diferentes fases de la vida
El yo superior de una persona es considerado como la chispa divina, o el propio Dios, dentro de cada individuo, el lugar donde ya somos uno con Dios. Hay una chispa divina en cada célula de nuestro ser físico y espiritual que contiene esta conciencia divina interior. La tarea vital se considera de dos formas: primero, a nivel personal, hay una tarea personal que consiste en aprender a expresar una nueva parte de la propia identidad. Las partes del alma que no se identifican con Dios ayudan a formar la encarnación específica para aprender a ser uno con el Creador y, al mismo tiempo, mantenerse individualizado. La tarea mundial es un don que introduce cada alma en la vida física para aportarlo al mundo. Muchas veces es como el trabajo vital que llega en la juventud de forma natural. Un artista aporta su arte, un médico el donde curar, un músico sus melodías, una madre su capacidad para criar y su amor, etc. En otras ocasiones, la persona tiene que debatirse a través de muchos cambios de trabajo para penetrar en lo que finalmente entienda que es su trabajo vital. El poder y la claridad con que se adopte la tarea vital dependen en gran medida de que se cumpla la tarea personal del aprendizaje. El cuerpo del individuo es la cristalización en el mundo físico de los campos energéticos que rodean a cada persona y de la cual forman parte. Estos campos energéticos contienen la tarea de cada alma. Por tanto, se puede considerar que la estructura del carácter es la cristalización de los problemas básicos o la tarea personal que un individuo ha elegido para encarnarlos y solucionarlos. El problema (tarea) se cristaliza en el cuerpo y es retenido en él, de forma que el individuo puede verlo y trabajarlo con facilidad. Estudiando la estructura de nuestro carácter en relación con nuestros cuerpos, podemos dar con la clave para la auto curación.
Las cinco estructuras de carácter son: Esquizoide, Oral, Desplazada o Psicopática, Masoquista y Rígida.
Primera parte
La estructura esquizoide La primera estructura (primera en el sentido de que se produce antes el corte más importante del flujo energético) se denomina estructura esquizoide. En este caso, la primera experiencia traumática tiene lugar antes de nacer, en el alumbramiento o bien durante los primeros días de vida. El trauma se centra en torno a alguna hostilidad recibida directamente de un progenitor, como el enfado de uno de ellos, el hecho de que uno de los padres no quiera al niño, o un trauma producido durante el proceso de alumbramiento (por ejemplo, cuando la madre se encuentra emocionalmente desconectada de su hijo y éste se siente abandonado). El alcance de tales acontecimientos es muy diverso: una ligera desconexión entre madre e hijo puede ser muy traumática para un niño, mientras que en otro no produce el más mínimo efecto. Esto guarda relación con la naturaleza del alma que está llegando y con la tarea que haya elegido para sí misma en esta vida. La defensa energética natural que se emplea contra el trauma en este período de la vida consiste, simplemente, en retroceder al mundo del espíritu del que procede el alma. Tal defensa se desarrolla y se emplea para este tipo de estructura de carácter hasta que a la persona le resulta muy fácil retirarse a algún lugar «aparte», es decir, dentro del mundo del espíritu. Esta defensa se hace habitual y el sujeto la emplea en cualquier situación en que se sienta amenazado. Para compensar su defensa de escape, trata de mantenerse unido en el nivel de la personalidad. Su fallo básico es el miedo: miedo a no tener derecho a existir. En su interacción con los otros, sea el terapeuta o sus amigos, hablará en un lenguaje despersonalizado, en términos absolutos, y tenderá a intelectualizar. Estas experiencias sólo contribuyen a confirmar su percepción de estar separado de la vida y de no existir realmente. Cuando se presenta para la sesión de curación, muestra su queja en forma de miedo y ansiedad enormes. En el trabajo de terapia, lo importante es que entienda que para sentir que existe debe sentir la unidad, aunque él cree que para sobrevivir debe fraccionarse.
En el proceso terapéutico, una vez que el cliente abandona su actitud de ser un buen muchacho para el médico y empieza a trabajar, la primera capa de personalidad que encontraremos será el aspecto culpabilizador, en ocasiones denominado máscara, que dice: «Te rechazaré antes de que me rechaces». Después de trabajar en la profundización de la personalidad, las emociones básicas, conocidas como el yo inferior o el yo sombra, dirán: «Tampoco tú existes». Entonces, cuando se inicie la resolución, surgirá la parte más desarrollada de la personalidad, lo que a veces llamamos el poder superior o el yo superior de la personalidad, para decir: «Soy real».
La estructura oral El carácter oral se crea cuando se detiene el desarrollo normal durante la fase oral del crecimiento. La causa es el abandono. En la infancia el sujeto sufrió la pérdida de su madre, sea porque falleció, enfermó o se marchó. La madre daba de sí misma a su hijo, aunque no lo suficiente. Muchas veces «hacía» como que daba (o daba a pesar de sí misma). El niño compensó la pérdida haciéndose «independiente» demasiado pronto, mu- chas veces empezando a hablar o andar muy temprano. De este modo, se siente confuso sobre la receptividad y tiene miedo de pedir lo que realmente necesita porque muy en su interior está seguro de que no se lo darán. Sus sentimientos sobre la necesidad de que le cuiden desembocan en actitudes de dependencia, tendencia a colgarse o agarrarse de alguien y agresividad atenuada. Para compensar adopta un comportamiento independiente, que se desploma cuando es sometido a tensión. Entonces su receptividad se transforma en pasividad rencorosa y la agresión se convierte en voracidad. La persona que tiene una estructura oral está básicamente privada, se siente vacía y hueca y no desea asumir responsabilidades. Su cuerpo está poco desarrollado, con largos músculos delgados y fláccidos, y se deja llevar por la debilidad. No parece adulta ni madura, tiene el tórax deprimido y frío, su respiración es entrecortada y sus ojos pueden absorber la energía del interlocutor. Desde el punto de vista psicodinámico, esta personalidad se aferra y se cuelga de los demás ante el temor a ser abandonada. Esta persona no saber estar sola y experimenta una exagerada necesidad de calor y apoyo de los demás. Trata de obtenerlos del «exterior» para compensar la tremenda sensación de vacío interior. Suprime sus intensos sentimientos de añoranza y agresión y retiene la rabia que le provoca el abandono. Para lograr proximidad y contacto recurre a la sexualidad. La persona oral ha sufrido muchos desengaños en la vida, muchos rechazos en sus intentos de tender la mano. Por tanto, se convierte en un ser amargado y piensa que lo que consigue nunca es bastante. No puede sentirse satisfecho, pues trata de satisfacer una añoranza interior que él mismo niega compensándola con otras cosas. A nivel de personalidad exige ser nutrido y satisfecho. En la interacción con los demás habla empleando preguntas indirectas que reclaman cuidados maternales. Pero esto no le satisface, ya que es un adulto, no un niño.
Al presentarse en la sesión de curación se queja de pasividad y fatiga. El trabajo terapéutico consistirá en encontrar nutrición para su vida. Pero él piensa que para obtener lo que necesita tiene que arriesgarse al abandono o al fingimiento por parte del otro. Para resolver terapéuticamente este problema necesita encontrar y poseer lo que precisa, y aprender a vivir su vida de manera que satisfaga sus necesidades. Necesita aprender a mantenerse sobre sus propios pies. La primera capa de la personalidad que encontramos en el proceso terapéutico es la máscara. Dice: «No te necesito» o «no pediré». Después de concluir el trabajo de profundización en la personalidad, el yo inferior o yo sombra dice: «Cuida de mí». Seguidamente, cuando se inicia la resolución, surge el yo superior de la personalidad para decir: «Estoy satisfecho y lleno».
El carácter oral necesita aprender a confiar en la abundancia del universo e invertir el proceso de agarre. Necesita dar, abandonar el papel de víctima y reconocer lo que realmente obtiene. Debe enfrentarse a su miedo a estar solo, profundizar en su vacío interior y descubrir que ese vacío está uncido a la vida. Cuando posea sus propias necesidades y se mantenga sobre sus pies, podrá decir «lo tengo», y permitir que la energía del núcleo se abra y fluya.
La estructura desplazada o psicopática La persona que muestra una estructura desplazada ha vivido en su primera infancia la experiencia de tener un progenitor del sexo opuesto secretamente seductor. El progenitor deseaba algo del niño. El psicópata formaba un triángulo con sus padres y comprobó que le resultaba difícil obtener el apoyo del progenitor del mismo sexo. Se puso de parte del otro, el del sexo opuesto, pero no logró lo que deseaba, se sintió traicionado y lo compensó manipulando a este progenitor. Su respuesta a dicha situación es la de intentar controlar a los demás como pueda. Para ello tiene que auto controlarse, e incluso mentir si es preciso. Exige ser apoyado y alentado, pero en su interactuación con los demás será él quien dicte la manipulación directa en la forma expresada con «deberías...», indicando sumisión. Pero de este modo no consigue que le presten apoyo. En su aspecto negativo, la persona que tiene esta estructura muestra una enorme inclinación hacia el poder y la necesidad de dominar a otros. Dispone de dos formas para obtener este control: intimidar e imponerse, o hacer labor de zapa por medio de la seducción. En numerosas ocasiones su sexualidad es hostil y desbordante de fantasía. Ha invertido la imagen ideal que tiene de sí misma y muestra fuertes sentimientos de superioridad y desprecio, lo que no es más que una cobertura de su profundo sentimiento de inferioridad. Su queja en el momento de iniciar la sesión de curación es el sentimiento de derrota. Desea ganar. Pero que le apoyen significa rendirse y eso, según piensa, significa derrota. Por tanto, su propósito negativo se expresa así: «Se hará mi voluntad». Ello da lugar al doble lazo que dice: «Tengo que tener razón, o me muero». Para resolver terapéuticamente este problema necesita aprender a confiar. En el proceso terapéutico, la primera capa de personalidad que se encontrará será la máscara. Dice: «Yo tengo razón; tú estás equivocado». Después de profundizar en su personalidad, el yo inferior o yo sombra dirá: «Te controlaré». Cuando se inicia la resolución surge el yo superior de la personalidad para decir: «Me rindo».
La estructura psicopatita se alza contra el miedo al fallo y a la derrota, teme que le controlen y le utilicen, y está asustado ante la perspectiva de que lo consideren una víctima, algo totalmente humillante para él.
Recurre a la sexualidad en el juego del poder, el placer es secundario a su conquista.
Su tarea vital consiste en encontrar una autentica rendición mediante el vaciado gradual y el abandono de su tendencia a controlar a los otros y mediante la entrega de su ser y sus sentimientos sexuales más profundos. Con ello puede satisfacer su profundo deseo de establecer contactos con los demás y sentirse un ser humano.
Continuara.....
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